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ÑUSTA es parte del catálogo Vertigo Jazz xChange, un proyecto financiado por el Fondo para el Fomento de la Música Nacional, convocatoria 2019.

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Prado aparece como seguidor de Kurt Rosenwinkel y Ben Monder, guitarristas cuyas propuestas también han capturado la atención de otros solistas generacionales, como Esteban Sumar, Armando Ulloa o Diego Farías. Sus conjuntos, principalmente tríos en una primera etapa en la música, fueron bautizados conceptualmente y dieron diversas formas a su sonido y estética: Triofisis (con el contrabajista Daniel Navarrete y el baterista Cristóbal Tobar), Sidus (con el bajista eléctrico Andrés Landon y el mismo Tobar), Medular (con el contrabajista Eduardo Peña y el baterista Julio Denis) y Standard Trío (con el contrabajista Rodrigo Espinoza y el baterista Andy Baeza).

Su primer disco fue Patafísica (2010), que a su vez fue la primera experiencia decisiva con su quinteto, donde lo rodean Franz Mesko (saxo tenor), Lautaro Quevedo (piano), Rodrigo Espinoza (contrabajo) y Nicolás Ríos (batería) y con el que presentó una serie de composiciones abstractas, atmosféricas y nebulosas como “Futse”, “Li”, “Tractac” o “Erdosain”. Un año después, Prado proyectaba un álbum de standards contemporáneos junto a un trío con la sección rítmica de su quinteto, titulado Origen.

En adelante vendría entonces una escalada de trabajos, que dieron cuenta de la idea del artesano de la música, el compositor de oficio, un "herrero del jazz", en una serie de álbumes de diverso alcance. Con Lugares comunes (2014), Prado trabajó en cuarteto, con Raimundo Barría (piano), Gonzalo Gómez (contrabajo) y Rodrigo Recabarren (batería), mientras que en Triofisis (2015), el guitarrista recuperó una antigua carpeta de música autoral que puso en marcha aquí con Cristián Gallardo (saxo alto), Sebastián Castro (piano), Milton Russell (contrabajo) y Matías Mardones (batería).

Siempre dinámico en sus recorridos, la propuesta de una idea y la convocatoria de músicos, en Medular (2016) regresaría al formato del cuarteto, con Valentino Baos (piano), el mismo Milton Russell (contrabajo) y el experimentado Andy Baeza (batería). Es el paso previo a la consolidación de su quinteto de fines de los años '10, que con algunas variaciones logró imponer una identidad a la música debido a la cohesión de las partes. Off the record (2017) hablaba de la quimera del amor no recíproco que se vive en soledad, una música con ese conjunto determinante en el período, que alcanzó, con ciertas variaciones, la creación de tres discos: Claudio Rubio (saxo tenor), Sebastián Castro (piano), Milton Russell (contrabajo) y Juan Pablo Jaramillo (batería), quienes aparecen también en Palabras malditas (2018), salvo la aparición del Matías Mardones. En Ñusta (2019), Prado alcanza la idea de la simpleza de un discurso por encima de la complejidad existente, uno de sus trabajos mejor logrados, con el mismo quinteto que cierra la trilogía, aunque con sustituciones: el pianista Óscar Pizarro por Castro y el baterista Carlos Cortés por Mardones. Por Íñigo Díaz

Diciembre 2019

El Mercurio

Por Íñigo Diaz

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Sebastián Prado

Suite Recoleta # 133: Sebastián Prado (1/abril/2016)

En el capítulo de esta semana escucharemos un disco reciente, lanzado a inicio de este 2016. Se trata de“Medular”, del guitarrista y compositor Sebastián Prado, uno de los músicos de jazz más prolíficos de esta generación. Ha compuesto, producido, grabado y editado cinco discos desde que se estrenó como líder en el año 2010 con “Patafísica”.

“Medular” fue publicado a través del sello Animales en la Vía y está grabado con un nuevo formato de cuarteto, completado por el joven Valentino Baos en piano, Milton Russell en contrabajo (uno de los sidemen jóvenes más solicitados del jazz actual) y el maestro de la batería Andy Baeza, un músico con una larga trayectoria en el jazz, desde los años 90.

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